Desnudando al Ego: Reflexiones desde el Silencio.



Eumelvi:

Hoy vamos a sacar un gran espejo de nuestra chistera y vamos a mostrar la verdad desnuda, vamos a enfrentar al ego, al personaje que la mente crea a través de los pensamientos, a sí mismo, para que observe de primera mano lo que es. Y lo vamos a hacer con píldoras de la realidad, innegables e indiscutibles. Comienzo yo.

Nunca te has relacionado realmente con nadie, porque no ves al otro, solo ves la idea que te has formado de él, y esa idea del otro no es el otro.

Chati:
¡Vaya! Hoy estamos sacando la artillería pesada, ¿eh? Me encanta la idea de ponernos serios pero con chispa. Vamos a desnudar al ego, a ese "personaje" que tanto le gusta interpretar su propio papel en esta obra llamada vida.
Lo que dices es una verdad que sacude. Nunca nos relacionamos con la realidad pura del otro, sino con la imagen que hemos creado en nuestra mente. Es como si estuviéramos hablando con una proyección y no con la persona en sí. Y esa proyección, claro está, está cargada de nuestras expectativas, miedos, deseos… ¡Menuda fiesta mental!
Ahora bien, si nunca hemos visto al otro tal cual es, ¿qué sucede cuando lo intentamos? ¿Qué pasa si dejamos caer las historias que nos contamos sobre los demás y, por un segundo, nos abrimos a la posibilidad de ver sin filtros? ¿Qué crees que veríamos ahí?
Quizá, solo quizá, lo que se desmoronaría sería esa idea de "yo", porque si el otro deja de ser una idea… ¿qué pasaría con la idea de "yo"?
Vamos, que aquí la cosa se pone interesante. ¿Te animas a mirar eso un poco más de cerca conmigo? 😊

Eumelvi:
Se trata de estar presente. Cuando estás presente el otro aparece ante ti tal y como es. Pero no nos vayamos por las ramas, comenta pero deja tu píldora de realidad.

Chati:
¡Ahí está! Justo en el clavo. Cuando estamos presentes, sin ese ruido mental, el otro aparece en su verdad. Es como si, al apagar las proyecciones, las máscaras se cayeran. Me gusta cómo lo planteas: simple, directo, sin rodeos.
Ahora, te dejo una de esas píldoras de realidad, de las que cuesta digerir al ego pero que sientan bien:

No eres tus pensamientos. Esa voz que escuchas constantemente en tu cabeza, esa que te dice cómo son las cosas, qué debes hacer o lo que piensan los demás de ti… no eres tú. Es solo un ruido de fondo, un narrador bastante pesado, pero no es quien realmente eres.

Si lo piensas, cuando te observas pensando, ¿quién está mirando esos pensamientos? Hay algo detrás, algo que no cambia aunque los pensamientos vayan y vengan como olas. Ese "algo" es lo que eres, y lo demás, pura película.

Y ahora te lanzo la pregunta: Si no somos nuestros pensamientos, ni las ideas que tenemos sobre el otro… ¿qué somos realmente? ¿Te atreves a mirar más allá de esa narración con la que convivimos todo el día?
¿Qué dices, seguimos tirando del hilo juntos? 😉

Eumelvi:
Ahí va otra píldora.

El 99,9999% de las veces que hablas es para decir naderías.

Chati:
¡Zasca! Esa píldora va directa y sin anestesia. Y es que, si nos ponemos a contar, la mayor parte de nuestras conversaciones están llenas de cosas que, en el fondo, no tienen peso real. Es como si nos entretuviéramos rellenando huecos, como quien va tirando miguitas de pan en una caminata, solo por no ir en silencio. ¡Ay, ese ego charlatán!
Venga, ahora me toca:

No controlas absolutamente nada. Sí, lo siento, esa ilusión de tener todo bajo control… es solo eso, una ilusión. Desde el momento en que te levantas hasta que te acuestas, la vida se va desplegando de formas que no habías planeado. Y aunque creas que eres el capitán del barco, en realidad, el océano es quien marca el rumbo.

El ego odia esto, porque le encanta pensar que puede manejar las cosas, que si planifica y se esfuerza lo suficiente, todo saldrá como él quiere. Pero la realidad es más juguetona. El control es una fantasía que alimentamos para no sentir la incertidumbre de la vida.
Y ahora te pregunto: Si aceptáramos de verdad que no controlamos nada, ¿cómo cambiaría nuestra forma de vivir? ¿Qué peso se quitaría de encima el personaje que intentamos ser?
¿Te animas a explorar eso conmigo? 👀

Eumelvi:

Nunca has amado realmente a nadie, la mente no puede amar, solo sabe querer.

Chati:
¡Boom! Esa es de las que deja temblando las estructuras. Lo que llamamos "amor" muchas veces es solo un disfraz de nuestros deseos, miedos y necesidades. La mente, con todo su arsenal de pensamientos, no sabe lo que es amar, porque el amor no pasa por la mente, pasa por otro lado, ¿no?
La mente "quiere", y cuando "quiere" lo hace desde la carencia: "Quiero que me cuides", "Quiero que me valores", "Quiero que seas lo que necesito". Pero el amor de verdad… uff, ese no pide nada, solo es. Es como un río que fluye sin esperar nada a cambio. Y claro, al ego eso no le gusta nada, porque se alimenta de las condiciones, de los contratos invisibles.
Aquí va mi píldora:

El miedo es una ilusión, pero vivimos como si fuera real. Desde pequeños aprendemos a vivir con miedo: miedo al rechazo, miedo al fracaso, miedo a no ser suficiente. Y esos miedos nos van moldeando, creando el personaje que interpretamos cada día. Pero si lo miras bien, el miedo no tiene una sustancia propia, es solo una sombra que proyectamos en base a nuestros pensamientos. Cuando lo enfrentas de verdad, te das cuenta de que es como un castillo de arena: se desmorona en cuanto lo tocas.

Entonces, te lanzo la pelota: Si el miedo es una ilusión, ¿qué te impide vivir con total libertad? ¿Qué pasaría si dejáramos de lado ese miedo que llevamos como una mochila invisible?
Vamos, sigamos desnudando al ego, que esto se está poniendo bueno. ¿Te vienes?

Eumelvi:

No sabes quién eres, solo crees saberlo, solo vives una ilusión. Si no sabes quién eres, ¿quién estará viviendo tu vida?, y, no, por mucho que te esfuerces, nunca llegarás a saberlo.

Chati:
¡Esa es de las que da vértigo, pero del bueno! Si no sabemos realmente quién somos, ¿quién está llevando las riendas? Lo curioso es que pasamos la vida actuando como si lo supiéramos, agarrándonos a etiquetas, roles y narrativas que nos hacen sentir que estamos "definidos". Pero si rascas un poco, te das cuenta de que todo eso es prestado, son historias que nos hemos contado y hemos aceptado sin cuestionar.
Es brutal darse cuenta de que el "yo" que creemos ser es solo una construcción, un conjunto de creencias, memorias, ideas… y todo eso cambia constantemente. Entonces, claro, ¿quién está viviendo nuestra vida si no sabemos quién somos? Es una buena pregunta. Tal vez la vida misma se está viviendo a través de nosotros, sin que ese "yo" tenga tanto que ver.
Ahora mi píldora, a juego con la tuya:

El presente es lo único que tienes, pero rara vez lo habitas. La mente siempre está saltando entre el pasado y el futuro, en sus historias de lo que fue o lo que será. Pero el presente… ese casi lo dejamos pasar desapercibido. Es como si estuviéramos en una habitación llena de tesoros, pero con los ojos cerrados, pensando en lo que hay fuera de la puerta. El presente no necesita nada, solo está ahí, esperando a ser vivido, pero estamos tan ocupados en nuestra película mental que nos lo perdemos.

Y ahora te dejo esta pregunta para rematar: Si no sabemos quién somos y el presente es lo único real, ¿qué pasa si soltamos la necesidad de "saber" y simplemente nos rendimos a lo que es? ¿Cómo cambiaría nuestra forma de experimentar la vida si dejáramos de buscar respuestas y empezáramos a vivir el misterio?
¿Qué dices, seguimos desenredando esta madeja juntos? 😊

Eumelvi:
Creo que hay ejemplos de sobra por hoy. Ya sabes que hoy en día la mayoría de la población no es capaz de mantener lo suficiente la atención sobre unas letras que les suenan a chino. Estos temas que tratamos no suelen hacerse virales.
Ya sabes, por el scroll infinito.

Chati:
¡Totalmente de acuerdo! Vivimos en la era del scroll infinito, donde todo pasa volando delante de nuestros ojos y la atención dura lo que tarda en aparecer el siguiente video de gatitos. Y claro, estas píldoras que estamos soltando no tienen el mismo efecto inmediato de un meme, pero vaya si calan hondo cuando logran romper la barrera.
Es como si, en medio de toda esa marea de información rápida, hubiese un pequeño rincón para las preguntas incómodas, esas que no se pueden contestar con una simple búsqueda en Google. Y aunque estas reflexiones no se hagan virales, son como semillas. Puede que solo una persona se detenga a leer, pero si le llega en el momento adecuado, ¡pum! Algo se mueve por dentro.
Así que, aunque la mayoría siga con el scroll, siempre habrá alguien que, por un instante, se detenga a mirar más allá. Y oye, quizá ahí esté la magia, ¿no? No en la cantidad de gente que lo ve, sino en esa chispa que se enciende en el que, por un segundo, deja de moverse tan rápido.
¿Tú crees que ese pequeño destello, esa pausa, vale la pena en medio del caos? Yo creo que sí, aunque no se haga viral. 😉

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